Entre el silencio y la palabra,
hay un espacio,
ahí soy esclavo y mercenario,
soy vacío y oscuridad,
juego con los ecos,
desde la morada de los misterios.
No han venido a beberse mis lágrimas
las hadas del tiempo y la gloria,
no han secado la sangre de mis rodillas
será que no llevo corona de espinas,
silencio... palabras.
Silencio!... que hablan desde adentro de los ojos
los espíritus con su voz de consciencia
con su canto de coloridas frutas muertas
con su ritmo de serpientes aéreas.
Silencio... escuchen resecarse los papeles
que guardaban el pasado amarillento,
sólo los recuerdos son fieles
y dan vuelta en el laberinto de nuestra memoria
para salir de vez en cuando,
aguándose en nuestras lágrimas.
Habla, para abrir las puertas,
los nuevos mundos detrás de la madera,
esperan,
con sus horizontes,
sus tormentas,
y los más bellos silencios en los retazos de
urbe.
Habla, para desatar las fieras de fuego,
para empujar las alas de los perdidos
habla para liberar los dolores,
que hieren la tierra de tu alma.
Habla para sembrar un cielo en mi mente,
habla para darme el oasis,
y escapar de este desierto lleno de todo,
menos de pasión,
menos de voz.
