martes, 23 de marzo de 2010

El encuentro

Pareció atraparme en la órbita de su mirada y se paró frente a mí en el medio de la vereda. Esbozó una exagerada sonrisa que deformó su rostro y, seguidamente, se escaparon de su boca palabras envueltas en un sonido ronco y profundo:"Soy el que tiene mil nombres, al que dibujan de manera indeseada, por quien han ardido las ciudades más propicias y pecadoras, consejero de los seres desgraciados y auspiciante de los actos más grotescos."Levantó su pequeño brazo y luego, de entre su extraña mano, surgió el dedo acusador. Su voz volvía a sacudir el espacio hasta ese momento en silencio. Temí por lo que vendría después, sabiendo que era inminente. "Esa mancha roja en el asfalto caliente, donde han dirigido pavorosos los transeúntes sus aterradas miradas, eres tú."

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